Viaje mágico al centro del Atlántico para formar parte de un evento tan grande como familiar. Gente y paisaje tan amables, que uno termina contagiado.
Como decía aquel: "menos mal que nos queda Portugal"
Tres vuelos de ida y otros tres de vuelta; horas y horas en el aeropuerto.
La noche del Viernes terminó con traca final en forma de jam.